miércoles, 20 de junio de 2012

Administración conversacional y el ciclo de las políticas públicas

Hace unos días comenté que estaba leyendo el artículo de Ortiz de Zárate sobre la relación entre gobierno abierto y el ciclo de las políticas públicas. En este artículo se plantea como interactúan los elementos ligados al gobierno abierto en las fases de la política pública: evaluación, establecimiento de la agenda, la formulación de las políticas y la implementación. En cada una de estas fases los principios y implicaciones políticas del oGov plantea una seria de retos e instrumentos en tres "capas" referentes a la devolución de poder a los ciudadanos: información, consulta y delegación. Se trata de una reflexión interesante. Inspirado por la misma he desarrollado este cuadro, que responde a esas fases del ciclo pero a partir de las preguntas clásicas ¿Qué?, ¿Cómo? y ¿Para qué? aplicadas a la administración conversacional.


                    Administración conversacional y Ciclo de políticas públicas
El Qué respondería a esas fases existentes en toda política pública que Zárate recoge de la literatura clásica.

Respecto al Cómo la administración conversacional introduce nuevas herramientas para desarrollar la conexión administración-ciudadanía en cada una de las fases. En la fase de Diagnosis la existencia de las redes sociales permite tener un conocimiento de las percepciones ciudadanas que ayude a definir los problemas y a priorizarlos de cara a diseñar políticas públicas. La conversación de las redes permite un análisis cuantitativo respecto a las demandas, pero también cualitativo, por cuanto la comunicación es fluida, bidireccional y constante. 

En la fase del Diseño de políticas públicas la administración conversacional permite desarrollar nuevas estrategias de innovación abierta, que no están necesariamente circunscritas a la comunidad municipal sino abierta a la globalidad de la población interesada. El Crowdsourcing o innovación abierta parte de la idea de que las instituciones ya no son capaces de abordar por sus propios medios todo el proceso de innovación y necesitan contar con recursos externos a incorporar. En esa búsqueda de "inteligencia colectiva" no existen límites territoriales, ya que las nuevas tecnologías permiten buscar la innovación allí donde se presente. Esta actitud representa un cambio de cultura organizativa importante, capaz de aprovecharse de la capacidad de las masas para encontrar nuevas soluciones a problemas complejos.

En la fase de Implementación la voluntad de colaboración y búsqueda de corresponsabilidad de la red está muy conectada con toda la corriente de la co-producción, es decir, de la generación de servicios públicos de manera conjunta entre administración y sociedad (voluntariado, tercer sector, etc.) La administración conversacional permite mejorar los mecanismos de comunicación y dotar de herramientas esenciales para que los propios ciudadanos se ocupen de servicios que hasta ahora se demandaban a la administración. Ello, en la actual coyuntura económica, puede ser una salida a la situación de recortes en los servicios públicos, y a la vez, mejorar la atención y el control social de los procesos públicos.

Finalmente, en la fase de Evaluación de las políticas públicas el elemento más novedoso y relevante de la nueva relación entre ciudadanía y administración que permiten las tecnologías de la información es el Open data, es decir, máxima publicidad y transparencia respecto a los procesos administrativos y a los datos de evaluación de las políticas (con un largo trecho por realizar todavía).

Respecto al Para qué (finalidad) la diagnosis a través de las redes sociales permiten la Deliberación pública para conseguir una mejor definición de los problemas y una priorización que se ajuste mejor a las necesidades y percepciones de la ciudadanía. Ello necesariamente también proporcionará más legitimidad a los gestores públicos. La Innovación es el objetivo de poner en marcha procesos de apertura a la búsqueda de mejores soluciones técnicas a los problemas planteados por la ciudadanía. La Corresponsabilidad que genera los procesos de co-producción comportará un empoderamiento de la sociedad, a la vez que una rebaja de los costes que debe asumir la administración y, quizás, una mejora de la calidad de los servicios públicos. Finalmente, las políticas de Open Data y su promesa de transparencia permite un mayor control social de las políticas públicas, haciendo posible el contínuo acción-evaluación de las mismas que Zárate recalca como esencial para asegurar su mejora constante.

Respecto al Con qué Zárate plantea en su artículo los niveles de devolución de poder al ciudadano según una graduación que iría del mínimo (información) al máximo (delegación) pasado por la consulta. Ciertamente, todos estos niveles están presentes en cada una de las fases del ciclo de las políticas públicas desde la perspectiva de la administración conversacional, si bien en unas más que en otras. Así, en la fase de definición y diseño es la consulta la estrategia más preponderante, mientras que la delegación es aquello más definitorio en la relación administración ciudadanía en la implementación de las políticas. Finalmente, la información es la base de la relación en la fase de evaluación, lo que permite tener todos los datos para volver a redefinir el problema (y vuelta a comenzar).

lunes, 18 de junio de 2012

Encuesta municipal: primeras percepciones


Estos días estoy procediendo a enviar una pequeña encuesta a los gestores de redes sociales de los municipios catalanes de más de 20.000 habitantes. Hasta ahora me han respondido 15 municipios (¡Muchas gracias!) y, respetando la confidencialidad de sus aportaciones, ya se pueden ir sacando algunas conclusiones, necesariamente provisionales. El cuestionario está dividido en tres grupos de preguntas, relativas a la gestión, la coordinación interna con el ayuntamiento y las percepciones de los gestores.


De la gestión
La gestión de las redes sociales recae, fundamentalmente, en las áreas de comunicación de los ayuntamientos (el 60%) y se lleva a cabo con técnicos municipales (hasta ahora no se ha encontrado ningún caso de externalización). Esta gestión se realiza con una gran autonomía por parte de los encargados, sin que exista validación"externa" a los propios servicios. 
En lo que respecta a los recursos, poco más de la mitad de los responsables de gestionar las redes sociales tiene formación específica como Community Manager (el 53%) y sólo el 33% reconoce tener un plan de Comunicación adaptado a esta nueva realidad. 

De la coordinación
La coordinación con el resto de medios de comunicación municipales parece facilitada por el hecho de ser gestionadas por el área de comunicación. Ello también facilita la coordinación con el resto de áreas municipales que tienen sus propias redes sociales (generalmente coordinan las agendas). Las actuaciones de coordinación más comunes consisten en "informar" de las consultas ciudadanas referentes a sus competencias. Así mismo, parece existir cierta coordinación inversa, es decir, de informar a los gestores de redes sociales de las actividades que llevan a cabo esas áreas (el 73% así lo hace). 
Por contra, no parece ser lo habitual realizar informes de impacto en las redes (sólo los realizan el 26% de los municipios), ni actuaciones de escucha activa (sólo el 46%), ni tampoco estrategias para ampliar la comunidad virtual (sólo el 20% llevan a cabo estrategias con ese objetivo).

De la percepción
De la encuesta se deriva un cierto cambio en la percepción que de las redes sociales tienen los políticos municipales. Se ha pasado de ver esta nueva realidad como un riesgo inevitable a asumir que puede ser una oportunidad para mejorar la comunicación con los ciudadanos y, de rebote, para mejorar la estructura municipal y su capacidad de responder a las demandas externas. Para ello el principal inconveniente es la excesiva burocratización del funcionamiento de las administraciones locales y, en estos momentos, la falta de recursos humanos y económicos que no permiten, al parecer de los gestores, aprovechar al máximo las potencialidades de las redes sociales. 

miércoles, 13 de junio de 2012

A propósito del gobierno abierto

Por internet me ha llegado este interesante artículo de Ortiz de Zárate sobre los modelos de Gobierno abierto a partir de lo que llama el ciclo de las políticas públicas. Es interesante y estoy estudiándolo a fondo para hacer una próxima entrada. Para empezar plantea el caso del proceso participativo de la  transformación de la avenida Diagonal de Barcelona y detecta tres grandes errores:
1. No dar suficiente relevancia a la fase de "deliberación de la agenda" (poca participación en la definición del problema)
2. Crear confusión respecto a la capacidad que se otorga a la ciudadanía ( soluciones ya elaboradas previamente)
3. Focalizar el proceso participativo en la fase de decisión en forma de referéndum(politización partidista del proceso).

Esto me ha recordado una entrada en un blog ya desaparecido pero que guardé sobre este proceso y que aquí transcribo:


"...Sin embargo, y más allá de la coyuntura tan poco propicia, el debate sobre el referéndum de la Diagonal permite sacar algunas conclusiones sobre el recurrente tema de la participación ciudadana. Ésta, como mecanismo de información de la clase política para tomar decisiones más ajustadas, nunca se ha cuestionado. Lo que se cuestiona es esa deriva progresista según la cual la democracia representativa sería un mal, necesario, ante la imposibilidad del ejercicio de la democracia directa. Como apuntaba Popper, la virtud de un sistema político se demuestra en su capacidad de cambiar a los gobernantes sin necesidad de derramar sangre cuando se equivocan en su gestión…aún cuando no sean culpables de esa equivocación, y quizás con más razón en ese caso, añadiría yo. Una de las funciones de la clase política es servir de chivo expiatorio, hacerse responsables de las fatalidades propias y ajenas y de pagar por ello. Las apuestas por la democracia directa exoneran a los políticos (fácilmente intercambiables) y cargan la responsabilidad sobre el conjunto de la sociedad, lo cual –y dado que la cantidad no es garantía de infalibilidad- no creo que nos hiciera más felices, pues nada hay socialmente más sano que expulsar las culpas en otro –una casta específicamente creada para ello- y poder comenzar de nuevo cuando nos abaten las desgracias.

¿Significa eso que debemos renunciar a toda innovación participativa? Pues no, pero sí deberíamos marcar sus límites. La consulta finalista, es decir, aquella en que se decide el qué se debe hacer y no el quién decide qué hacer, sólo puede ser vinculante si sus consecuencias son explícitas e inmediatas, es decir, si no hay posibilidad de consecuencias no queridas de la decisión. La decisión sobre el diseño de un parque se agota en si misma, sin la posibilidad de grandes externalidades. No así la decisión sobre el diseño de la Diagonal, ya que ésta tendrá consecuencias difícilmente comprensibles para la mayoría respecto a la movilidad del resto de la ciudad. En toda consulta que no atañe a actuaciones sin externalidades (o que sean muy limitadas) debería primar el debate y la deliberación por encima de su vinculación. Siguiendo con el argumento, si la administración quiere consultar a la ciudadanía sobre decisiones complejas debería primar la cualidad sobre la cantidad –lo que invalidaría todo carácter vinculante. ¿Cómo? Un ejemplo que las nuevas tecnologías podría hacer posible: volcar información cualificada sobre el objeto de debate en la página web de la consulta y obligar a todo ciudadano que quiere ejercer su voto respecto a diversas opciones a pasar previamente un examen de conocimiento sobre esa información. No es elegante ni voluntarista, lo sé, pero sí que obliga a un cierto compromiso por parte de un ciudadano que, en el contexto actual, no se puede permitir ser frívolo con las decisiones; como no le permite ya a los políticos hacer frivolidades con su dinero.

viernes, 1 de junio de 2012

Alcaldes en Twitter

Vamos a completar el breve análisis que realizamos en la entrada anterior referente a la utilización de las redes sociales por parte de los alcaldes. En este caso, de la utilización de Twitter. Muchos de ellos repiten: los alcaldes de Sabadell, Salou, Girona, Barcelona, Mataró, Igualada. Pero también hay otros nuevos, el más interesante de ellos es Xavier Albiol, el alcalde de Badalona. Para el análisis se ha tenido en cuenta los tweets publicados a lo largo del mes de mayo.

Los Datos
Más allá de constatar los seguidores que cada uno de ellos tienen (y que van del que menos, Pere Granados, alcalde de Salou con 170 seguidores al que más, el alcalde Trias, con 16.712) quizás el dato más interesante es el de la media de tweets publicados al día (para el mes de mayo). Ello nos puede dar cierta medida de su integración a la agenda cotidiana (una de las categorías que planteábamos cuando hablábamos del uso de Facebook), pero sobre todo nos pueda proporcionar alguna pista sobre su nivel de oficialidad, es decir, si está gestionado por el propio alcalde o bien esta gestión se delega a un servicio municipal. En este sentido, aquellos que lo han integrado a su agenda cotidiana pero con un número de tweets que es razonable para ser realizado por el propio alcalde están en una media de 2 a 3 tweets diarios. En esta media se sitúan los alcaldes de Badalona, Igualada y Mataró. Muy por debajo se sitúan un reticente alcalde de Sabadell (Manuel Bustos, con una media de 0,8 tweets al día) que como vimos en el análisis de Facebook se ha incorporado a las redes sociales, pero sin demasiada fe, el alcalde de Salou (Pere Granados, con sólo 6 tweets en este mes) muy activo en Facebook, dónde puede dar rienda suelta a su expresividad, el alcalde de Terrassa (Pere Navarro, con una media de 0,6 tweets en el mes), en cuya utilización de las redes sociales prima más su condición de primer secretario del PSC que la de alcalde y, finalmente, el caso del alcalde de Girona (Pere Puigdemunt) que reconoce abiertamente que su cuenta está gestionada por el departamento de comunicación de su ayuntamiento. Por contra, son dos los casos de alcaldes que se alejan de esa media asumible de los tres tweets diarios. Uno es el alcalde de Lleida, Àngel Ros, que ha promediado el mes de mayo 8 publicaciones al día y el alcalde de Barcelona Xavier Trias, con una media de 14 tweets al día. En ambos casos caben dudas respecto al nivel de oficialidad de su cuenta, de si son ellos los que publican o bien tienen delegada esa facultad. 

La Categoría: nivel de interactividad
De la observación realizada se deduce que el uso que los alcaldes hacen y pueden hacer de Twitter es diferente del que realizan de Facebook. Así, mientras que esta red social parece más indicada para comunicar la labor institucional del alcalde, para dar a conocer su agenda ciudadana, Twitter es ideal para interactuar con los ciudadanos, permitiendo un nivel de interactividad muy alto. Esta interactividad se manifiesta en la posibilidad de responder a las interpelaciones que al alcalde hacen los internautas en sus cuantas personales. Ello permite un nivel de conversación que Facebook no propone de una manera tan abierta y directa. Es por ello que se puede plantear este nivel de interactividad como el indicador principal a la hora de juzgar la capacidad de un alcalde de comunicar de manera coherente con el ámbito 2.0, es decir, compartiendo conversación con el resto de twitteros. En nuestro caso hemos generado un indicador sencillo de interactividad, consistente en el porcentaje de tweets que los alcaldes publican como respuesta o comentarios a una interpelación de un internauta respecto al total (del mes de mayo) de los que publican. El resto de tweets funcionan, en su mayoría, a la manera de Facebook, como una comunicación de la agenda ciudadana del alcalde. A partir de aquí se ha elaborado el siguiente ránking de alcaldes conversacionales (que estimulan la conversación).

El Ránking de los alcaldes conversacionales

1. Xavier Albiol (Badalona). Se trata del alcalde más conversacional, ya que el 77% de sus tweets responden a interpelaciones de otros twitteros. Su tono es, además, muy correcto, incluso con aquellos que le critican. Por su tono es indudable que estamos ante un alcalde que utiliza personalmente esta red social. 

2. Joan Mora (Mataró). El 43% de sus tweets son respuestas a interpelaciones. Su tono no es tan comprometido como el del alcalde de Badalona, pero también expresa un tono muy personal.

3. Xavier Trias (Barcelona). El 25,3% de sus tweets son conversacionales. Su frecuencia y tono podrían hacer dudar si la gestión la realiza el propio alcalde. El tono de sus respuesta a interpelaciones es muy neutro.

4. Àngel Ros (Lleida). Sólo el 17,9% responden a conversaciones previamente planteadas por los internautas.

5. Marc Castells (Igualada). El alcalde de Igualada muestra un tono muy personal que expresa su compromiso con las redes sociales, pero sólo conversa en el 17,75% de los tweets que publicó en el mes de mayo.